Rompo mi largo silencio con el silencio de mi voz y estas lágrimas que lamen mis ojos como una amante que intenta consolarme.
Tanto tiempo hacía que no recordaba, tanto tiempo hacía que me refugié tras espesos muros de acero y nada he dejado entrar en él. Hoy he abierto una mirilla y casi se desbordan por ella mis adentros. No dejo entrar nada, no dejo salir nada. Me aparto. Dejo a los demás mí mis dulces colores brillantes al sol sin mostrar aquello que llevo en mi interior.
Hoy casi se partieron las paredes, a punto de destruirse los cimientos que me sostienen y me hacen ignorar mi propia hambre.
Soy un anoréxico emocional.
Quiero gritar, quiero llorar, quiero sentir.... Pero eso es algo que no me voy a permitir.
martes, 5 de febrero de 2013
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