Era un pedazo de papel. Nada más que un simple pedazo de papel donde había tenido la desventura de plasmar lo que sintió aquella noche del viernes. Una locura, si me permiten aportar un poco de sentido común a esta historia, cometida a causa de lo que solo se podría calificar como una enfermedad transitoria pero de carácter nefasto.
domingo, 11 de noviembre de 2012
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