jueves, 23 de febrero de 2012

Semanita

Bonita semana la que llevo.

Alegrías y tristezas amalgamadas con cafés y cervezas. Los monstruos se esconden y no dan la cara. Revuelta insomne de las que te desgarran y una voz queda suena imperceptible en la cabeza sin más objetivo que robarte el calor de las mejillas. Sin sonrisas, sin aire en los pulmones.

Rapada de cara. Patillones de roquero. Fiebre del jueves noche. Fotos negras desveladas bajo la luz roja.

Mi vida se ha detenido un martes por la tarde, con un café con leche en la mano. El mundo se pierde bajo mis ojos y poco a poco los segundos del reloj vuelven a dar la hora, solo que va con retraso y es lenta. Al menos esta vez no es una marcha atrás.

Volví a llorar tras muchos años. Casi no recordaba lo que era sentir la sal en la cara. Es extraño, no me duele nada propio. Mi madre me sermonea por mi empatía y yo, pese a saber que tiene razón no se si ocultarme y huir del mundo o decir: "aquí estoy", y que duela lo que tenga que doler.

El dolor significa que estás vivo....

vivo.

No hay comentarios: