viernes, 25 de noviembre de 2011

Castillos en la arena


Recobrar la niñez o vivirla nuevamente dejando a un lado toda la complejidad y el estrés de un mundo adulto es algo que muchos debieran aprender ha hacer más a menudo y con mayor facilidad.

Esa gran obra fue construida una soleada mañana de miércoles, tras varios días lluviosos y sin una idea clara de que hacer. Sus protagonistas fueron un ingeniero de canales puertos y caminos (realiza la fotografía) al cual le brillaban los ojos y los mismísimos poros de la piel cuando creaba el canal que unían el gran charco con nuestro foso y parte del mismo. Una arquitecta (la morenaza de la izquierda) que proyectó y realizó la altura de los edificios y las murallas así como la construcción de la puerta principal, la supervisión del puente levadizo y buena parte del abastecimiento hídrico de nuestro foso. Y no menos importante el Paleta (el engendro de manos grandes de la fotografía) encargado de crear los cimientos de las estructuras, la mayor parte del foso, los caminos de las murallas las puertas de las torres, los barracones, los cagaderos e izar la bandera en el grandioso edificio central.

Un día que nunca volverá y aunque difusa espero recordar durante muchos años levantando sonrisas inesperadas y más aun al ver esta foto.

Una pena no poder hacer todos los deseos realidad.

1 comentario:

Unknown dijo...

Es un gran castillo. Si, creo que lo sigue siendo.
Su fragilidad no le va a impedir durar su tiempo: justo lo que dictaminen cada uno de sus constructores.
Solo una ola de olvido será su kriptonita. Ninguna otra cosa puede acabar con él.