Dejé atrás los pensamientos, los papeles rotos, la mirada vieja, las alas de metal que me impedian volar y aunque ahora no vuelo, al menos camino entre los vivos aunque en ocasiones camine entre los muertos.
Dejé atrás algunos baches y algunos remiendos, las nuves que cubrian mi cielo, el azul de un mar intenso.
Dejé atrás la hipocresía, los llantos a la nada y las sonrisas vacias.
Dejé atrás amistades que hoy recuerdo entre alegría y melancolía. Nunca fuí el abandonador, si no el abandonado. Perro apaleado y aun así fiel a sus dueños.
Dejé atrás buena parte de mi, partes buenas, dulces, sinceras. Y pocas malas, aunque claro, tampoco es que de esas tuviese demasiadas.
Ando ligero, con la cabeza hueca, sin cerebro. Ciego, seco, yermo.
Dejé infinidad de vidas y otras tantas que esperan por llegar y ser abandonadas. ¿Estamos solos? Quizás... Al final del camino preguntame y seguro te sabré contestar.
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1 comentario:
estamos solos , si...bueno yo tengo a bolita!
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